sábado, 24 de agosto de 2013

Notas fugaces

No me subestimes, pero tampoco me presiones. Ten altas expectativas sobre mí, pero tampoco te decepciones. Tenme paciencia. Aceptame. Nunca trates de cambiarme, dime en que debo mejorar. No me critiques. No me retes para luego burlarte de mi, retame para descubrir cuan inteligente somos. Mejor quiéreme, quiéreme tal cual; a mi y a mis defectos, a mi y a mis virtudes. Sobretodo: no me rompas el corazón; así cuando te vayas, no te recuerde por menos de lo que fuiste conmigo, si no por todo lo que me diste.

lunes, 19 de agosto de 2013

Vacío

Hoy ella está en su cama y aún arropada por la mañana se queda en frente de su laptop, ni siquiera se toma la molestia de pararse a cepillarse los dientes, o a preparar el té de hierbas curativas que le recomendó doña Eucebia, la vieja de la esquina. “Si, mamita, tómate esto que es bueno pa’ todo: para las jaquecas, para el dolor de huesos, para la hipertensión, para controlar las plaquetas... y hasta para prevenir la gripe esa ¡y mira que esta dando!”. A pesar de todas esas descripciones milagrosas que le había dado la vieja, estaba empezando a deliberar que se hacía muy poco creíble que un tecito que sabia a menta pudiera hacer todo eso. No quiere salir, prefiere quedarse ahí, pensando en que escribir (o más bien como plasmar lo que pasa por su cabeza). Ella suele pensar muchas cosas. Ella suele soñar muchas cosas. Ella suele desilusionarse muy rápido. Piensa en desechar todas las ideas que tiene y levantarse a hacer tostadas, pero tampoco quiere perder la inspiración. Tal vez puede empezar con las palabras de una muchacha enamorada, pero hace mucho que no se siente así. Ni muchacha, ni enamorada. Se ve las manos y empieza a hacerse ideas de que  se ven mas arrugadas esa mañana. Se restriega la cara y aborrece esa idea; como aborrece a quien llega sin invitación. Tiene que pagar la cuenta de la luz, del agua y del cable. Mira a su lado tristemente y desea tener alguien a quien hacerle un buen desayuno, y no necesariamente de huevos y jugo. Desde hace mucho no se siente querida ni atendida por nadie.

Acostumbra caminar todas las tardes por el parque o la plaza comercial con la esperanza de que algún día el acompañante del resto de su vida llegue. Pero no es así, solo sintió que llegó una vez, y llegó para decepcionarla. Desde entonces piensa que el ‘amor de su vida’ vino con una sola copia, o bien vive en Rusia. Y ella no vive en Rusia. Piensa que tal vez debería viajar, recorrer nuevamente esas culturas latinoamericanas que tanto le encantan y ya conoce de memoria. Sabe que el dinero no es problema, y prueba de ello es su cuenta en el banco con una cantidad sorprendente de ceros, más la cantidad de cosas de diseñador que posee. Si, posee muchas cosas. Pero siente que no se posee ni a ella misma. Es una mujer negativa y pesimista, pero nadie la culpa “La vida la debe llevar así  como dicen las vecinas. “Usa lentes Prada, Gucci o Chanel pero esta más sola que feo en fiesta de guapos”, "Y tan linda que era de muchacha y mirala ahora", "Pero chica, ten piedad, si ese hombre la dejó por otra" son de esos comentarios displicentes que suelen susurrar las viejas de la esquina al verla pasar. Ella los escucha, y se ha planteado mas de una ocasión en hacerles caso omiso pero sin embargo derrama una que otra lágrima deprimente. De joven lo único que le apasionaba era escribir sus historias de amor. Sus novelas que aunque no eran grandemente reconocidas, siempre gustaban a una cantidad modesta de gente. Pero ahora piensa en ello, en el amor que siempre describía, y piensa que se le hacia fácil escribirlo, porque lo sentía. Pero ahora no lo tiene, no tiene ese amor que anhela y nadie siente por ella. Ya no siente ni amor propio.

Hoy no tiene ganas de escribir de amor, pero la cabeza se le abarrota de pensamientos deprimentes comparables a lo que tenía predispuesto al despertarse. Se siente rara esta mañana. Se siente más sola en el mundo, en el espacio exterior y en todas esas galaxias de la que se supone estamos compuestos. Pensándolo así, se siente diminuta, arrugada, vieja, achacosa o senil para darle un buen término. Anhela esa juventud que ha perdido hace tantos años atrás, esa simpatía que tanto la caracterizaba, sus mejillas rosadas, su aire artístico; los macarons que compartía con su acompañante en las tardes primaverales de París. Añora todo eso que ni con toda su gran cantidad de dinero, sus palabras, ni sus escritos llenos de historias puede saciar sus necesidades.


Entonces decide empezar a escribir sobre una mujer solitaria, pero eso la deprimiría; se estaría describiendo a sí misma...

***

viernes, 2 de agosto de 2013

just


I hate the way you talk to me,
and the way you cut your hair.
I hate the way you drive my car,
I hate it when you stare.
I hate your big dumb combat boots,
and the way you read my mind.
I hate you so much it makes me sick,
it even makes me rhyme.
I hate the way you're always right,
I hate it when you lie.
I hate it when you make me laugh,
even worse when you make me cry.
I hate it when you're not around,
and the fact that you didn't call.
But mostly I hate the way I don't hate you,
not even close...
not even a little bit...
not even at all.


♪♪♫♫♪♪♫

jueves, 1 de agosto de 2013

Plan #2

En próximas oportunidades los consejos me los daré yo misma. A veces, auto-aconsejarme sale mejor.

Plan #1

Decidí dejar de esperar. O por lo menos de pensar que estoy esperando, -aunque en realidad lo estoy- porque empieza a doler, doler de veras y eso no me gusta; este tormento ya no me gusta. 

Simplemente creo que es hora de empezar a desistir con las expectativas, porque siempre que las tengo me decepciono. No se puede tener todo lo que se quiere, pero al menos si no se anhela, al no tenerlo no duele tanto.

Decidí dejar de esperar, y hasta ahora es un buen plan, la parte difícil es efectuarlo...